13/8/12

el nacimiento de un motociclista

ha llegado la hora esperada
del niño que apenas habla
se cuelga a su abuela
y camina vacilante
preso de espanto y curiosidad
hacia el umbral familiar
y desconocido

afuera
un mechudo descastado
manipula una metálica
y adormecida bestia roja
que despierta de un rugido
y ronronea impaciente
mientras el otro la jinetea
fundiéndose ambos
en algo inexplicable y maravilloso
que incluso le silba un par de veces
y el delicado cristal de los infantiles ojos
es testigo de cómo se largan
rugiendo por la calle

y aunque muy posiblemente
el niño lo olvide
algún día
de alguna manera
lo recordará
y tendrá el apetito
por el único placer inventado
por el hombre moderno